La capacidad de experimentar y expresar emociones es más importante de lo que crees.
Estar en sintonía con nuestras emociones nos permite tener acceso a conocimientos importantes que ayudan con los siguientes puntos:
"Si bien las emociones pueden tener un papel útil en la vida diaria, pueden afectar la salud emocional y las relaciones interpersonales cuando comienzan a sentirse fuera de control."
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Las emociones intensas no son del todo malas.
“Las emociones hacen que nuestras vidas sean emocionantes, únicas y vibrantes”, dice Botnick. “Los sentimientos fuertes pueden significar que abrazamos la vida por completo, que no estamos reprimiendo nuestras reacciones naturales”.
Es perfectamente normal experimentar una sobrecarga emocional de vez en cuando: al presenciar o ser partícipe de algo grandioso, cuando sucede algo terrible, o incluso cuando uno siente que ha perdido la oportunidad de presenciar o vivir algo.
Las emociones que regularmente se salen de control pueden conducir a:
No es posible controlar las emociones de la misma forma que controlamos los clics en nuestras computadoras, o celulares. Pero imaginemos, por un momento, que esto fuese posible.
No querrías cliquear al máximo todo el tiempo ni tampoco querrías dejar de hacerlo por completo. Cuando suprimes o reprimes emociones, te estás impidiendo experimentar y expresar sentimientos. Esto puede suceder conscientemente (supresión) o inconscientemente (represión).
Cualquiera de los dos puede contribuir a los síntomas de salud mental y física, que incluyen:
No escondas las emociones debajo de la alfombra. La expresión emocional saludable implica encontrar equilibrio entre las emociones abrumadoras y la ausencia total de emociones.
Imaginemos una situación algo común. Digamos que has estado saliendo con alguien durante unos meses. Intentaste cuadrar una salida la semana pasada, pero dicha persona respondió que no, dada la falta de tiempo. Ayer, enviaste un mensaje de texto nuevamente, diciendo: “Me gustaría verte pronto. ¿Podemos vernos esta semana?”
Finalmente te responden, más de un día después: “No puedo."
Quizás sea posible que te sientas extremadamente molesto, o sientas una mixtura de sensaciones nada agradables. Sin detenerte a pensar, en la peor de las respuestas podrías arrojar el celular al otro lado de la habitación, tirar cualquier objeto que veas cerca a ti, y patear el escritorio.
Si estás tratando de mejorar en el manejo de las emociones puedes, de forma involuntaria, restarle importancia a tus sentimientos.
Cuando hiperventilas después de recibir buenas noticias o te desplomas en el suelo en algún momento de dolor, puede ser útil decirte a ti mismo: "Tranquilízate" o "No es gran cosa.”
Puede que ayude en el momento pero esto invalida tu experiencia.
Aceptar las emociones tal como vienen te ayuda a sentirte más cómodo con ellas. Aumentar tu comodidad en torno a las emociones intensas te permite sentirlas completamente sin reaccionar de manera extrema e inútil.
Aceptar las emociones puede conducir a una mayor satisfacción con la vida y menos síntomas de salud mental. Además, las personas que piensan que sus emociones son útiles pueden conducir a niveles más altos de felicidad.
Hay mucho que decir sobre el poder de la respiración profunda. Disminuir la velocidad y prestar atención a tu respiración no hará que las emociones desaparezcan (y recuerda, ese no es el objetivo).
Aun así, los ejercicios de respiración profunda pueden ayudar a dar un paso atrás desde el primer destello intenso de emoción, con él, cualquier reacción extrema que busquemos evitar.
La próxima vez que sientas que las emociones comienzan a tomar el control:
Hay un momento y un lugar para todo, incluidas las emociones intensas. Llorar incontrolablemente es una respuesta bastante común a la pérdida de un ser querido, por ejemplo. Gritar contra tu almohada, incluso golpearla, podría ayudarte a aliviar un poco la ira y la tensión después de que te hayan dejado.
Otras situaciones, sin embargo, requieren cierta moderación. No importa cuán frustrado estés, gritarle a un amigo por una acción ajena a él no ayudará. Ser consciente de tu entorno y la situación puede ayudar a aprender cuándo está bien dejar salir los sentimientos y cuándo es posible sentarse con ellos, por el momento.
Distanciarse un poco de los sentimientos intensos puede ayudar a asegurar de que realmente estás reaccionando a ellos de manera razonable, según Botnick.
Esta distancia puede ser física, como dejar una situación molesta, por ejemplo. Pero también puedes crear cierta distancia mental, al distraerte.
Si bien no buscamos bloquear o evitar los sentimientos por completo, no es dañino distraerse hasta que estemos en un mejor lugar para lidiar con ellos. Ojo, las distracciones saludables son sólo temporales.
La meditación puede ayudarte a aumentar la conciencia de todos los sentimientos y experiencias. Cuando meditas, te estás enseñando a sentarte con esos sentimientos, a notarlos sin juzgarte o intentar cambiarlos o hacer que desaparezcan.
Aprender a aceptar todas tus emociones puede facilitar la regulación emocional. La meditación te ayuda a aumentar esas habilidades de aceptación, mientras que también ofrece otros beneficios, como ayuda para relajarse y dormir mejor.
Cuando estás bajo mucho estrés, manejar tus emociones puede volverse más difícil. Incluso las personas que generalmente pueden controlar bien sus emociones pueden encontrarlo más difícil en momentos de alta tensión y estrés.
Reducir el estrés o encontrar formas más útiles de manejarlo puede ayudar a que sus emociones se vuelvan más manejables.
Las prácticas de atención plena como la meditación también pueden ayudar con el estrés. No se desharán de él, pero pueden hacer que sea más fácil vivir con él.
Otras formas saludables de lidiar con el estrés incluyen:
Si tus emociones continúan sintiéndose abrumadoras, puede ser el momento de buscar apoyo profesional.
La desregulación emocional a largo plazo o persistente y los cambios de humor están relacionados con ciertas afecciones de salud mental, incluido el trastorno límite de la personalidad y el trastorno bipolar. Los problemas para controlar las emociones también pueden estar relacionados con traumas, problemas familiares u otras preocupaciones subyacentes, explica Botnick.
Un terapeuta puede ofrecer apoyo libre de juicios, sobre todo en los siguientes puntos: